domingo, 3 de mayo de 2009

24 HORAS Y EL TANGO (Bestiario Infinito Nº 4)



“Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Abrite los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
¡Vení, volá, vení!”
Balada para un Loco (Ferrer-Piazzolla)

- ¿Y si sólo son 24 horas de dos personas que acaso vivan 70 años? –me dijo.

En la hora primera conoceré tu boca. Tu boca que tiene todos los sabores de la tierra, que es dulce, que es salada, que es amarga, que es ácida… Tu boca que en la fragua sin fatiga de mi lengua se mantiene caliente e infante, curiosa e invasora, donada y mendicante. Sesenta minutos para hilvanar la historia de mi beso en tu memoria.

En la segunda hora conoceré tus manos. Tus manos que saben horadar las esperas, azadones tibios que levantan mis carnes y ponen la semilla que hará germinar más deseo. Cada uno de tus dedos, enlazados con los míos, guerreando por más cuerpo, dejando caer las égidas de la soledad y el olvido, rompiendo el ayuno de lunas sonrojadas, marcando el dos por cuatro de un tango postergado.

En la tercera hora escudriñaré tus ojos que han oteado horizontes más allá de los míos. Sabré por tu mirada lo que me falta conocer y reconocerás en los míos lo que olvidaste un día: el sortilegio de una negra de arrabal. (Quizás te deje a mansalva una bala de agua que te explote en el día postrero).

En la cuarta, melodías de bandoneón, piano y violín saliendo de los sexos renacidos, de las grandes fronteras caídas y de las uniones imposibles que terminan mañana. Las horas se entremezclan, los minutos se alargan y los besos se nos hacen calandrias sabias que conocen todos los cantos. Faltan todavía 20 horas, hemos apenas comenzado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario